La vida laboral cada vez es más incierta. Antes una persona podía pasarse la mitad de su vida trabajando en la misma empresa pero en los tiempos que corren es una situación bastante improbable. Una pregunta que nos solemos hacer cuando buscamos un nuevo empleo es cuáles son las cualidades o competencias más buscadas en un candidato. Hoy en día lo que más valoran las empresas es el grado de implicación, la flexibilidad, la capacidad de trabajar en equipo, la iniciativa y la honestidad, entre otras virtudes. Pero ¿y si te dijéramos que quizás tu éxito no sólo depende de tus actitudes y aptitudes sino de tus genes?
Diversos estudios científicos han demostrado que determinados genes pueden indicar las posibilidades de éxito que tendrá una persona cuando ocupe ciertos cargos de responsabilidad dentro de una empresa. De hecho, universidades como la de Harvard, Kansas o Duke (Carolina del Norte) han estudiado la asociación entre genes y liderazgo o éxito profesional. Los avances científicos nos explican que los genes pueden determinar ciertas aptitudes, por lo que no sería de extrañar que en un futuro no muy lejano fuera habitual que los seleccionadores para un puesto vacante nos pidieran un análisis del ADN como complemento a nuestro currículum. Se trata solo de una hipótesis y en la actualidad no está permitido ya que con una muestra de ADN nuestro empleador podría saber, además de nuestra predisposición laboral al éxito, también nuestra predisposición a desarrollar ciertas enfermedades. Pero… ¿es cuestión de tiempo?
Retomando de nuevo la manipulación genética y cómo la industria de Hollywood ha basado muchos de sus guiones en esta temática, casi todo el mundo recuerda la emblemática película “Gattaca”. Aunque ya hace casi 20 años que salió a la luz este film, la relación entre los análisis genéticos y la selección de personal profesional es una conjetura del imaginario colectivo que todos tenemos presente. En dicha película los empleados del futuro eran separados entre “válidos” e “inválidos” genéticamente mediante tests continuos de ADN. Una de las paradojas que mostraba es que solo los candidatos con una genética adecuada podían acceder a puestos de trabajo cualificados.
La pregunta es ¿estarías dispuesto a dar una muestra de tu ADN en una entrevista de trabajo para conseguir ese puesto con el que sueñas o crees que debería ser tuyo? Es muy probable que en el futuro esto sea una práctica habitual: que los candidatos brinden su propia información genética de forma voluntaria para demostrar mayor interés por un puesto de trabajo y así aumentar sus posibilidades de acceder a un buen contrato. Quizás sea el momento de empezar a saber qué dicen tus genes sobre tu éxito profesional antes de que lo sepan tus empleadores. ¿Te atreves?