¿Te has preguntado alguna vez por qué hay personas de la misma edad que otros que aparentan ser más jóvenes? ¿Nunca te ha llamado la atención que dos hermanos educados en el mismo ambiente puedan llegar a ser totalmente opuestos en el carácter? ¿Sabes por qué hay personas que casi nunca se ponen enfermos? La respuesta está en los genes: la ciencia conoce ya muchas variantes de esta unidad de información del ADN, que pueden tener consecuencias tanto negativas como positivas.
La verdad es que se conocen más variantes génicas cuya actividad tiene consecuencias negativas porque, para descubrirlas, hay que correlacionarlas primero con algún aspecto de nuestra fisiología, anatomía y comportamiento. Y los aspectos que más llaman la atención son aquellos que pueden perjudicar al individuo o a la sociedad. Basta un análisis de ADN de una simple muestra de saliva y en hora y media se tienen los resultados.
Son diversos los genes beneficiosos. Por ejemplo, existe el gen de la longevidad: se llama APOE2 y sus portadores presentan una esperanza de vida que supera en 20 años a quienes carecen de él, además de estar más protegidos frente a la demencia.
Además, aparentar más o menos edad de la que figura en el DNI también alberga una clave genética, pues otro gen que condiciona la belleza y la salud es el llamado MC1R. Así pues, los ancianos con este tipo de gen parecen dos años más mayores que los que no lo tienen.
Por otra parte, hay que señalar que hay enfermedades en las que determinados genes poseen un papel crucial, hasta el punto en que a veces de ellos depende el padecerlas o no. Por ejemplo, una mutación en el gen CCR5, descubierta en 1996, genera resistencia casi total a la infección por VIH. En otras palabras, los individuos que la tienen, aunque mantengan relaciones de riesgo con personas infectadas por VIH, no se contagian.
Además, la hepatitis C, una enfermedad del hígado que afecta a entre 130 y 150 millones de personas en todo el mundo, también cuenta con un gen que quienes lo portan presentan curación espontánea más alta sin tratamiento que las personas que no lo tienen: el IFNL4.
Finalmente, cabe destacar que también en el cáncer existen genes supresores de tumores que trabajan en beneficio de nuestra salud. El gen supresor tumoral más estudiado y conocido se llama p53. Participa en ayudar a reparar el material genético e induce la muerte de aquellas células con mutaciones asociadas con cáncer.
Así pues, cada vez se descubren muchos más secretos de la genética, que al fin y al cabo termina por determinar en gran medida nuestra salud, nuestra apariencia y nuestras vidas.
