¡Por ti no pasa el tiempo!

A todos nos ha pasado, en reuniones con antiguos compañeros de estudios, encontrar viejos amigos que están igual a como los recordamos de la época escolar. ¡Por ti no pasa el tiempo! decía el poeta, Eliseo Diego y ahora existe una explicación científica.

Los expertos en genética siguen descubriendo más y más datos, desde que se logró descifrar el genoma humano. Pero los científicos tienen claro que no se puede atribuir todo a la genética. Otros factores juegan un papel importante en cómo encaja nuestro cuerpo el paso del tiempo. De hecho, un equipo internacional de investigadores liderado por el profesor de Medicina, Dan Belsky de la Universidad de Duke (EEUU), ha publicado un estudio en el que se confirma que hay personas que envejecen más lentatamente que otras.

A partir de los datos obtenidos en el estudio Dunedin, que ha recopilado información sobre la salud de más de mil personas de la ciudad neozelandesa desde su nacimiento, entre 1972 y 1973, hasta la actualidad, los investigadores analizaron la variación de 18 biomarcadores; un algoritmo que incluye, entre otros, el índice cintura-cadera, la salud de las encías, la presión sanguínea, el colesterol, los sistemas metabólico e inmunitario o la longitud de los telómeros.

Con estos datos calcularon la edad biológica de los individuos y llegó el hallazgo, pese a que todos tenían 38 años, a algunos de ellos les correspondía una edad biológica de 28 años mientras otros llegaban a los 61. Así pudieron concluir que, mientras la mayor parte de la gente estudiada envejecía un año biológico por año cronológico, algunos envejecían hasta tres años biológicos por año cronológico. Aún más, encontraron a tres de los participantes en el estudio Dunedin por los que ¡no había pasado el tiempo!. Según los cálculos, tenían un ritmo de envejecimiento biológico inferior a cero, es decir que recuperaban juventud aún estando cerca de los 40 años cronológicos.

En el estudio se afirma que “los individuos jóvenes de la misma edad cronológica variaron en su “edad biológica” (disminución de la integridad de los múltiples sistemas de órganos). Ya antes de la mediana edad, los individuos que estaban envejeciendo más rápidamente eran menos capaces físicamente, mostraron deterioro cognitivo y envejecimiento del cerebro, peor percepción de salud, y se veían más viejos”.

El autor principal del estudio, Dan Belskey, considera que “nuestra investigación puede impulsar los esfuerzos para prevenir enfermedades y la discapacidad relacionada con la edad de dos maneras. En primer lugar, hace posibles otros estudios que prueben de qué manera diferentes factores de riesgo pueden acelerar el envejecimiento. Esos estudios pueden identificar objetivos para trabajar en la prevención. En segundo lugar, hace posible la evaluación de terapias antienvejecimiento en personas jóvenes”.

Este nuevo trabajo de investigación, publicado en la revista científica PNAS  se considera un paso importante para poder medir la efectividad de tratamientos antiedad aplicables antes de que el deterioro físico se vea en forma de enfermedades. Quizá pueda llegar el día en que podamos decir que el tiempo no pasa por nosotros.

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